miércoles, 1 de octubre de 2008

¡KAFKIANO!

Y no, no he leído nunca "El Proceso", aunque prometo hacerlo. Pero no se si es necesario, porque en realidad podría escribirlo.

Veamos un fragmentillo...

––Quiero ver a la señora Grubach ––dijo K, hizo un movimiento corno si quisiera 
desasirse de los dos hombres, que, sin embargo, estaban situados lejos de él, y se dispuso a irse. 

––No ––dijo el hombre de la ventana, arrojó el libro sobre una mesita y se levantó––. No puede irse, usted está detenido. 
––Así parece ––dijo K5––. ¿Y por qué? ––preguntó a continuación.  
––No estamos autorizados a decírselo. Regrese a su habitación y espere allí. El proceso se acaba de iniciar y usted conocerá todo en el momento oportuno. Me excedo en mis funciones cuando le hablo con tanta amabilidad. Pero espero que no me oiga nadie excepto Franz, y él también se ha comportado amablemente con usted, infringiendo todos los reglamentos. Si sigue teniendo tanta suerte como la que ha tenido con el nombramiento de sus vigilantes, entonces puede ser optimista. 
K se quiso sentar, pero ahora comprobó que en toda la habitación no había ni un solo sitio en el que tomar asiento, excepto el sillón junto a la ventana. 



En fin, no vamos a alargarlo más. Por suerte, esta espléndida novela está disponible aquí.

Ahora imagine usted que un buen día recibe una carta en la que le comunican: 

"Muy señor mío, debe usted cierta cantidad de dinero". Sin concepto, detalles, ¡ni siquiera IVA!. Nada. Usted debe. Punto.

Pues eso.

Sostiene Pereira

He de confesar ante todo que muchas veces soy incapaz de recordar con detalle la trama de una novela, incluso unos pocos días después de haberla leído. No, no es que me falte comprensión lectora, simplemente me gusta saborearlas.

¿Qué recuerdo de esta novela en concreto? Un veterano periodista contrata a un joven descarriado para que vaya preparando obituarios de manera anticipada. Gracias a esto, el periódico tendría ya la mayor parte del trabajo hecho en caso de producirse el deceso.

Debe ser práctica habitual, por otra parte, y si no que se lo pregunten a Steve Jobs, a quien hace poco se cargó (virtualmente, todo hay que decirlo) Bloomberg.

Pero nos estamos desviando del tema. Para un despistado como yo, puede ser una práctica de lo más recomendable ir escribiendo el burofax antes de contratar cualquier cosa. Pensándolo bien, no es ninguna tontería, dado que:

  1. Me obligará a pensar si realmente quiero el servicio o lo que sea
  2. A la hora decisiva de darse de baja (el término solicitud de baja me parece francamente ofensivo) no me podrá la pereza.

En definitiva, ¡convierta a la pereza en aliada!

Son 22,90€

¿Que será, será, será, lo que cuesta 22,90 €?

¡Acertó usted! ¡Un burofax con todos los sacramentos, herramienta de comunicación de insuperable utilidad en estos turbios tiempos que corren, y ciertamente imprescindible. 

Veamos:


Burofax de ámbito nacional de 2 páginas:
6,16 €
Acuse de Recibo: (no sirve de nada sin él)
3,75 €
Copia Certificada (the mother of the lamb)
9,83 €

Súmese a esto la PAC (que no significa Peaje de Acción Cívica), que básicamente se financia con el 16 % de IVA que pagamos,
3,16€

Y de aquí obtenemos el total, 22,90 €, que es exactamente el tema del que estábamos hablando.

¿A qué viene todo esto? Pues a que en estos tiempos de crisis que vivimos, cada vez que usted contrate alguna cosilla por ahí, sobre todo por teléfono, incluso si simplemente solicita información a alguien que le ofrece enviársela más adelante, le recomendamos encarecidamente que vaya haciendo provisión de fondos por el mencionado importe.

El que avisa no es traidor.

PÓNTELO, PÓNSELO